
Algún día volveremos a escribir cartas de puño y letra. No porqué lo necesitemos, si no por gusto, porqué sabremos que nuestro receptor apreciará el tiempo que hemos invertido en ellas. Quizás nunca conseguiremos reproducir la emoción que producían las cartas que viajaban por los mares y llegaban semanas o meses después a su destinatario. Abrirlas era un placer o un dolor casi físico. Volveremos a las cartas porqué lo consideraremos una forma artesanal y tangible de trasmitir mensajes especiales. Cartas de sello y cartero. Será una comunicación distinta, especial. La comunicación ordinaria será por la maravilla mecanizada del correo electrónico (que también pueden incorporar mucha emotividad), pero las cartas escritas a mano tendrán otro significado, llevarán nuestro tiempo incorporado en nuestra caligrafía. Y dedicar tiempo a alguien es la forma más alta de respeto y aprecio.
(el detalle es del gran Vermeer)
Comentarios
Me encantó esa reflexión.
La caligrafía es todo un arte que, unido al tiempo dedicado a convertir los pensamientos y sentimientos en palabras plasmadas en un papel, con nuestro pulso, trazo, estilo y nervio personal e intransferible, determinan el universo de nuestro lenguaje interior.
Me ha emocionado mucho.
Mi bisabuela Rosario viajó con su baúl a la Argentina a los 15 años y jamás regresó a su pueblo. Nunca volvió a ver ni a sus padres, ni a sus hermanos. Dejó su tierra con la esperanza de progresar. Formo su familia, se casó, tuvo hijos y llegó a conocer a sus nietos. Rosario, sin contar a nadie, seguía escribiéndole cartas a su familia en España. Enviaba fotos de comuniones, bautizos, bodas….toda una vida contada en palabras plasmadas en un papel e imágenes en blanco y negro. A veces siento la curiosidad de preguntarle qué se siente dejar todo y emprender un viaje en barco de meses, con un gran baúl que en Argentina seguimos conservando con emoción.
Cuando llegué a España sentí que estaba repitiendo una historia, pero a la inversa. Tres generaciones más tarde logré conocer su casa, sus cosas, los que hoy son sus sobrinos…abuelos de ochenta y pico años que me recibieron con tanta emoción, como si fuese Rosario en persona la que hubiese regresado.
Hoy soy el legado de una familia que sigue en Argentina, soy la voz que le cuenta a mi abuela cómo es la casa de su madre, como son sus primos, como es esta familia que Rosario dejó hace más de 150 años.
Sin esas cartas, sin esas fotos que aquí encontraron….hoy yo no estaría en España contándoles esto. Gracias a esas palabras de Rosario, que escribía del otro lado del Atlántico nuestra familia de española nos encontró y nos permitió conocernos, ver esas fotos, escuchar voces, escuchar historias, y reencontrarme con parte de mi sangre.
Hoy escribo en tu blog Xavier…porque creo que esas cartas son parte de mi historia, me dicen quién soy y de donde vengo. Y a pesar de que no puedo preguntarle a mi bisabuela Rosario todo que me gustaría…ella me dejó pistas para descubrirlo sola y hacer mi camino….Pistas legibles…algunas no tanto….amarillas por el paso del tiempo.