Hay
reuniones de gente muy interesante que se vean saboteadas por la incontinencia
verbal de algunos de sus asistentes, gente tan pagada de sí misma que no es
capaz de situarse en el mapa de talento de la reunión. Confundiendo locuacidad
con interés, hablan y hablan mientras gente de sabiduría contrastada calla y
escucha como quién aguanta un chaparrón de verborrea tan insustancial como inesperada. En silencio,
el resto piensa “por Dios, cuando
callará este niñato” . Y es que algunos son expertos en todo, menos en empatía,
y asisten a reuniones que, sin su vocación de tertulianos sabelotodo, serían
mucho más interesantes. Aprender a callar, compartir en brevedad, tener mesura
y capacidad de síntesis, es una forma de madurez. Algunos no adquieren este
tipo de madurez ni en su vejez otros tienen este respeto inteligente de modo
natural. El síndrome del tertuliano nos hace mucho daño.
(este fondo pertenece al gran Giovanni Bellini)
Comentarios
Siempre se ha dicho "La ignorancia es atrevida".
Mi opinión es que las consecuencias negativas que este tipo de actitudes se agravan aún mucho más, cuando el coordinador, facilitador, líder,.... de la reunión es el que está aquejado de este síndrome.
Y creo que esta circunstancia se da en demasiadas ocasiones...
Un saludo, Xavier.
Cal callar i mes escoltar...
Me dí cuenta hace relativamente poco tiempo que uno de nuestros grandes defectos es no saber escuchar, a los alumnos, a nuestros amigos, a nuestra familia, al resto de la humanidad.
Hay que pensar mucho sobre esto y darle vueltas.
Te agradezco mucho el post.
Un cordial saludo,
Jesús V.