Para
construir la diferencia no hay que estar solamente a la última, hay que definir
lecturas propias de las tendencias que los más informados observan. El problema
no es de cantidad, ni de calidad, de información. Gracias al acceso electrónico a las revistas
de referencia y a la difusión de conocimiento que universidades, consultoras e
investigadores hacen a través de Internet es más fácil que nunca seguir las
últimas tendencias. Se trata más, de tiempo y criterio, que de dinero. Definir
lecturas propias, basadas en la propia experiencia y entendimiento de la
realidad en la que queremos incidir, es lo que permite construir la diferencia
respecto a los demás. La lectura propia y la capacidad de innovar de acuerdo
con ella, es lo que permite a una organización construir una ventaja
competitiva sostenible. Tener un buen
sistema de información personal o corporativo es básico, pero solamente con
leer Businessweek o el Quarterly de Mckinsey no nos diferenciaremos. Se trata
de tener capacidad de criterio y lectura propia, de ahí salen las nuevas ideas
que deben complementarse con la disciplina suficiente cómo para llevarlas a
cabo. Por eso viajar continua siendo importante, porqué permite elaborar
lecturas propias más que copiar, ofrece tiempo de aviones y aeropuertos para
pensar. Ahora bien, lo definitivo es lo que pasa después del viaje. La
diferenciación está en nosotros.
(la imagen continua siendo de Bellini, otro juego de manos)
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Por otro lado, han proliferado los ejes sobre los que se analiza la realidad. La complejidad es cada vez mayor.
Hasta dónde llegar?